El actor Reid Ewing, más conocido por interpretar a Dylan en la serie "Modern Family", escribió un ensayo para HuffPo sobre su experiencia personal con las cirugías plásticas. El resultado fue una mirada intima sobre los efectos de la cirugía plástica en jóvenes actores que buscan modificar su apariencia para formar parte de una industria obsesionada con la belleza:
"En el 2008, cuando tenia 19 años, tuve mi primer visita a un cirujano plástico. Realmente creía que si tenia un procedimiento cosmético de repente me vería como Brad Pitt.
Le dije al doctor los motivos por los que sentía que mi rostro necesitaba cirugía plástica y que era un actor. Él estuvo de acuerdo que por mi carrera seria necesario que tenga cirugía. Rápidamente determinó que unos implantes de pómulos solucionarían los problemas que tenia con mi cara. Unas semanas después estaba en la camilla. Él me hablo antes de que me duerman, pero no era la misma persona empática que conocí en la consulta, estaba desinteresado en mis preocupaciones.
Me desperté gritando por el dolor, con lagrimas corriendo por mi rostro. El doctor me decía que me calmara pero no podía. No podía hacer otra cosa más que gritar, mientras que él y su staff parecían intentar contener la risa".
Sin embargo, la cirugía no seria la única parte traumatica de este proceso para Reid, ya que la recuperación también fue problemática: "Por las siguientes dos semanas, me quede en un hotel sedado con Hidrocodona. Cuando llegó el momento de sacarme las vendas, no era como lo esperaba. Mi cara estaba completamente hinchada, así que no podía ocultarlo. Por eso planifique esconderme en mi apartamento en L.A. por otra semana hasta que la hinchazón fuera menos notoria.
Luego de que la hinchazón bajo, los resultados fueron horrendos. La parte inferior de mis mejillas era hueca como las de un muerto, lo cual era lo opuesto de lo que esperaba, ya que eran implantes de pómulos".
A pesar de la experiencia negativa, el joven actor continúo incursionando en el mundo de la cirugía plástica: "Incapaz de continuar con esa apariencia, busque otro doctor. El siguiente que encontré era inclusive menos calificado que el anterior. Le explique mi historia y sugirió que tenga un implante de mentón. Le pregunte si eso iba a reparar mi cara hundida y me dijo que yo iba a estar tan feliz con mi apariencia que ya no me iba a importar. Ese mismo día me llevó a su oficina trasera y me operó.
Al igual que la primera vez, me escondí en mi apartamento post-cirugía. Unos días después pude notar que podía mover el implante de un lado al otro de mi cara. Volví al cirujano y él admitió que cometió un error y me operó de vuelta.
En este punto tenia 20 años. Por los siguientes 2 años, tuve varios procedimientos cosméticos con otros doctores. Cada procedimiento causaba un nuevo problema que luego tenia que arreglar con otro procedimiento. Todos los que han tenido mala cirugía plástica saben que es cierto. Si se preguntan de donde saque el dinero para mis cirugías, no es tan caro como piensan. El nuevo modelo de negocios para los cirujanos plásticos es cobrar menos para tener más clientes. Yo use el dinero que ahorre de mi trabajo como actor y le pedí prestado a mis padres y abuela cuando estuve desesperado.
Una gran parte de todo esto ocurrió mientras estaba filmando "Modern Family." La mayoría de veces estaba en cámara cuando tuve varios implantes removidos y estaba experimentando con cambios menos notorios en mi rostro, como rellenos inyectable y transferencia de grasa. Ninguno de estos dura mucho ni valen el dinero que cuestan.
Al principio del 2012, todo el aislamiento, secretos, depresión y odio a mi mismo se volvieron demasiado para soportar. Jure que no volvería a tener cirugía plástica a pesar de que todavía estaba profundamente inseguro sobre mi apariencia. Me tomó unos 6 meses para estar cómodo con que la gente me mire.
De los 4 doctores que trabajaron en mi, ninguno analizaba la salud mental de sus pacientes, excepto por uno que me preguntó si tenia una historia de depresión, a lo cual respondí que si la tenia y eso fue todo. Mi historia con desordenes alimenticios y los casos de trastorno obsesivo compulsivo en mi familia nunca fueron discutidos. Ninguno de estos doctores sugirió que consulte a un psicólogo cuando era claro que tenia un problema psicológico más que uno estético. Tampoco me advirtieron sobre la posibilidad de que se vuelva una adicción.
Las personas con dismorfia corporal suelen volverse adicta a la cirugía plástica. Apostar con tu apariencia, acompañado con todos los calmantes que los doctores te recetan, hacen de esta una experiencia adictiva. Es un problema que no suele ser tomado en serio por las criticas de la sociedad hacia la gente que se opera. El silencio que rodea a la cirugía plástica mantiene el trabajo poco ético que realizan estos doctores y evita que salga a la luz. Creo que muchas veces la gente elige la cirugía plástica para ser aceptados, pero usualmente los deja sintiéndose mas alienados. No escuchamos suficientes historias de cirugía plástica desde esa perspectiva".
Reid termino su relato con una advertencia para aquellas personas que buscan cambiar su apariencia quirúrgicamente: "La cirugía plástica no es siempre una cosa mala. Muchas veces ayuda a personas que la necesitan por casos serios, pero es un horrible pasatiempo y te consumirá hasta que hayas perdido toda tu autoestima y alegría. Desearía poder volver el tiempo atrás y deshacer todas las cirugías. Ahora puedo ver que estaba bien y no necesitaba ninguna de esas operaciones."
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